Mejor Remolachero de Andalucía 2018 - Azucarera

Esta organización apunta a que la industria remolachera tiene que poner más dinero sobre la mesa para poder hacer rentable un cultivo que van a ver incrementado considerablemente sus costes de producción.

La UNIÓN DE CAMPESINOS de Castilla y León (UCCL) confirma que finalmente en este año 2023, no se podrá utilizar semilla tratada con neonicotinoides para la siembra de remolacha. Esta noticia llega tras la reciente comunicación del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que dictamina que los Estados Miembros no podrán utilizar esta semilla en sus explotaciones, aunque en diciembre de 2022 estuviera publicada una resolución autorizando excepcionalmente el uso de neonicotinoides en Castilla y León.

Esto supone un nuevo retroceso para el sector remolachero de Castilla y León, en donde en el último año la superficie de remolacha ya se había visto muy mermada, con una reducción de 6.687 hectáreas en los últimos cinco años, que supone una pérdida del 31% de la superficie.

Esto es una vuelta de tuerca más a un sector en retroceso en Castilla y León. La UNIÓN DE CAMPESINOS de Castilla y León apunta que con este cambio después de 30 años haciéndolo, los remolacheros van a tener un incremento de los costes de producción y una menor rentabilidad en sus parcelas.

El problema de no poder utilizar semilla tratada con neonicotinoides radica en que las plantas podrán ser atacadas por pulgones y por la pulguilla que causa la amarillez en la remolacha, y con ello, una pérdida de producción muy importante en las parcelas.

UCCL solicita que se pongan a disposición de los agricultores nuevas materias activas que permita controlar las plagas que atacan a la remolacha cuando no se utiliza semilla tratada. Por otro lado, la UNIÓN DE CAMPESINOS considera fundamental que la industria tenga en cuenta este incremento de los costes de producción y se vea reflejado en el precio pagado al agricultor, puesto que este cultivo exigirá mucho más trabajo y un mayor coste de producción. Esto es vital si queremos que esta prohibición no se convierta en la “puntilla” para la desaparición del cultivo de remolacha en Castilla y León.